La lluvia caía sin cesar en Madrid esa noche, creando un ambiente perfecto para una noche de pasión y lujuria. Yo estaba sola en mi apartamento, sintiéndome un poco triste y aburrida, cuando sonó el timbre de mi puerta.
Al abrir, me encontré con un hombre misterioso empapado por la lluvia. Me miró fijamente a los ojos y supe que había algo diferente en él. Me invitó a salir a la lluvia, y aunque al principio me pareció una locura, no pude resistirme a su encanto.
Salimos al exterior y la lluvia mojó nuestros cuerpos, mezclándose con el sudor de nuestra pasión. Nos besamos con intensidad, nuestros cuerpos se movían juntos en un frenesí de deseo. Me empujó contra la pared y su lengua exploró mi boca mientras sus manos recorrían cada centímetro de mi piel.
Me llevó a su apartamento, donde la lluvia seguía cayendo sin cesar en la ventana. Me tendió en su cama y empezó a besarme suavemente, luego con más pasión y fuerza. Desnudó mi cuerpo con cuidado y empezó a hacerme el amor con una habilidad que nunca había experimentado antes.
La lluvia golpeaba el cristal de la ventana, mientras yo gemía de placer en sus brazos. Los rayos iluminaban la habitación de manera intermitente, añadiendo un toque de misterio y peligro a nuestra noche de pasión.
Finalmente, después de horas de entrega mutua, nos quedamos dormidos juntos, con el sonido de la lluvia como telón de fondo. Sabía que esta noche no era solo una aventura pasajera, sino el comienzo de algo más grande, algo que nunca habría imaginado en una noche de lluvia en Madrid.
Fue una noche de locura, de deseo, de pasión, pero sobre todo, una noche inolvidable que siempre recordaré con una sonrisa.